jueves, 3 de febrero de 2011

Alain Touraine y la formación del sujeto



Alain Touraine nos acerca a una realidad social, para él la sociedad ha muerto, los sujetos están solos ante el mundo y nos da algunas claves sobre cómo construyen su propia subjetividad.

De las sociedades modernas y sus instituciones emergen redes globales de producción, consumo y comunicación. El sistema económico internacional regula la organización social y económica de los diferentes países, la revolución tecnológica entra en nuestra esfera privada, difunde mensajes que en muchos casos determinan nuestras identidades y nos induce al consumo. Hay un declive político e institucional y parece que será el mercado quien regulará nuestra vida colectiva. Existe el riesgo de que después de un periodo de globalización se puedan reformular regimenes totalitarios y crezcan nacionalismos culturales.
Ante esta situación Touriaine propone recurrir al sujeto personal, para él, es voluntad, resistencia y lucha, en el sujeto se combinan instrumentalidad e identidad. En la sociedades actuales hay una tendencia, por parte de las minorías, a afirmar su identidad y a reducir sus relaciones con el resto de la sociedad. Lo que está en juego no es la socialización sino la formación del sujeto como creador de su propia existencia. Un ejemplo que utiliza Touraine para mostrar la "descomposición" de nuestra sociedad es el siguiente:

"Un encuestador pregunta a un joven en situación de precariedad laboral cuál es la categoría social a la que más odia. “La policía, en primer lugar”, responde. “¿Y después?”. “Los enseñantes y los
trabajadores sociales. Porque nos mienten. Nos obligan a integrarnos en una sociedad desintegrada”.

El individuo trata de definirse a sí mismo sin referencias, sólo por su singularidad y defenderá su existencia. Pero es necesario combinar una moral del deber social. Para Touraine la relación entre sujetos no se basa en la pertenencia de una misma cultura, sino en el esfuerzo común de crear una paticipación en el mundo a partir de la experiencia personal y colectiva. Serán pues necesarias tres fuerzas:
  • La construcción de la propia identidad, combiando lo técnico y lo simbólico.
  • La lucha comunitaria e individual contra los poderes globalizadores.
  • Y el reconocimiento del otro sujeto social.

Touraine también hace una crítica a la concepción sociocéntrica de la educación, basada en la formación de la ciudadanía y en la reproducción social y propone otras funciones como la formación de sujetos que sepan orientar su propia existencia y puedan construirse por sí mismos: la escuela ha de estar centrada en ellos, en su historia personal y no en los centros o los maestros. Para ello es necesario desarrollar en el alumno la capacidad de descifrar los diferentes "lenguajes sociales" a través del aprendizaje del lenguaje oral y escrito -y ahora también el tecnológico-, que sepa utilizar todos los recursos y conocimientos que tiene a su alcance, para que lo público construya lo privado. Es así como se logrará un sujeto autónomo.

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