"Pensar una ley de educación que deje en “decretos de desarrollo curricular” al arte es condenarlo al arbitrio y la contingencia. Solo teniendo una concepción limitada de las capacidades desarrolladas en el proceso creador —uniéndolas al ocio o al entretenimiento— se puede tomar tal decisión. Permítanme compartir algunas ideas sobre las funciones del arte en la educación, que han sido desarrolladas durante siglos, en momentos donde el futuro del ser humano se enfrentaba a grandes retos, incluso a su propia supervivencia..."
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